El cuerpo toma las
sustancias nutritivas de los alimentos y las convierte en energía.
Una vez que el cuerpo ha incorporado los componentes de los alimentos
que necesita, deja productos de desecho en el intestino y en la
sangre.
Los
riñones y el aparato urinario ayudan al cuerpo a eliminar los
desechos líquidos, conocidos como "urea", y a mantener en
equilibrio las sustancias químicas como el potasio, el sodio y el
agua. La urea se produce cuando los alimentos que contienen
proteínas, tales como la carne, el pollo y ciertos vegetales, se
degradan en el cuerpo. La urea se transporta en la circulación
sanguínea hacia los riñones, donde se elimina junto con el agua y
otros desechos en forma de orina.
Otras funciones importantes de los
riñones incluyen el control de la presión de la sangre y la
producción de eritropoyetina, que controla la producción de
glóbulos rojos en la médula ósea. Los riñones también regulan el
equilibrio de los ácidos y conservan los fluidos.
Componentes del aparato urinario:
Riñones:
órgano par cuya función es depurar la sangre y producir orina.
Uréteres:
conductos
responsables de conducir la orina desde los riñones hasta la vejiga
Vejiga:
órgano responsable del almacenamiento de la orina. Está rodeado de
una capa muscular que se contrae cuando queremos vaciar su contenido.
Uretra:
conducto a través del cual se expulsa la orina al exterior.
Esfínteres:
músculos que rodean la uretra. Esfínter interno y externo,
responsables directos de la continencia.
El
suelo
pélvico es
un grupo de músculos y ligamentos que cierran el suelo del abdomen y
ayudan a mantener en posición correcta y en suspensión a la vejiga,
el útero y el recto en contra de la fuerza de la gravedad. Está
limitado por las nalgas, los muslos y la pelvis. En el suelo pélvico
se sitúan las salidas naturales de la uretra, vagina y recto.
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